Cuando Tadashi y Kaori van de vacaciones a Okinawa, se topan con un pez subido a un extraño mecanismo con patas similares a la de un insecto lo suficientemente puntiagudas como para atravesar la carne sin dificultad. Dicho pez desprende un hedor nauseabundo que recuerda a un cuerpo en descomposición y no será el único de su tipo, ya que una horda de criaturas marinas saldrán del mar usando esas extrañas patas y causarán el caos en Okinawa, estando entre ellas algunos tiburones y siendo resistentes a las armas de fuego.
Cuando Tadashi le comenta el incidente a su tío, que es inventor, éste recuerda algo que le contó su padre sobre un arma bacteriológica que desarrolló durante la Segunda Guerra Mundial. Este arma consistía en infectar a animales con una bactería que hacía que sus cuerpos generasen gases que expulsarían por la boca y el ano e impulsarían unas patas que los moverían por el campo de batalla con el propósito de que el olor de estos animales desconcentrara a los soldados enemigos. Estas armas se perdieron cuando el barco que las transportaba fue hundido y ahora han acabado enganchándose a las criaturas marinas, escalando la situación cada vez más, acabando por envolver a todo Japón en el caos.