Momoko rompe con Tomoo y le dice que no vuelva a acercarse a ella, lo que conmocionó a Tomoo, quien creía que sus destinos estaban unidos, y éste se pasó tres días en cama, dos de ellos llorando. Cuando volvió a clase uno de sus compañeros obserba que tiene cosido hilo rojo en una de sus muñecas. Tomoo descubre que tiene hilo rojo cosido por el brazo izquierdo y por todo el frente de su torso.

Su abuelo cree que es obra del fantasma de su difunta abuela, que está siguiendo la tradición del senninbari, que consiste en que mil mujeres cosan cada una una puntada con hilo rojo en una banda de tela para dársela a los hombres que van a la guerra para que la llevaran como cinturón y les sirviera como amuleto protector. Pero cuando Momoko le recrimina a Tomoo que lo del hilo rojo es un numerito que está montando por su ruptura, la teoría de que ese hilo es el que, según una leyenda japonesa, une los destinos de dos amantes empieza a tomar fuerza en la mente de Tomoo, quien piensa que esto que le está pasando es porque el hilo que le unía a Momoko se ha sortado y ahora está envolviendo su cuerpo.