Antes de casarse con Yutaro, Kuriko siente la necesidad de contarle su oscuro pasado. Cuando era niña, una mujer le pedía que jugara con su hijo Nao en el parque a cambio de una tableta de chocolate, ya que se acababan de mudar y Nao no tenía a nadie con quien jugar. A principio Kuriko le trataban bien, pero acabó cansándose de que se le pegara tanto y empezó a maltratarlo con la esperanza de que ya no quisiera estar con ella.

A pesar de todo, Nao aún seguía pegándose a Kuriko y ella empezó a disfrutar el hacer sufrir a Nao, escalando sus maltratos cada vez más.