Ishida se acaba de mudar a una pensión. La dueña hace tiempo que no acogía huéspedes pero la desaparición de su marido la ha obligado a volver a hacerlo. La habitación de Ishida era antes de Shinobu, la hija de 14 años de la dueña, y está al lado de un callejón cerrado con una valla con alambre de espino.

Ishida puede oír por la noche voces infantiles provenientes del callejón y un hombre que vivía en su misma habitación hace 10 años le cuenta que vió los cadáveres de tres niños en el callejón y manchas con sus siluetas en la valla de las que salían sus almas, así que le pide a Ishida que compruebe si lo que vió era real o tan solo un sueño.