Como Sayako se negaba a ir a la escuela porque no soportaba que murmurasen sobre ella, su compañera Noriko la lleva de excursión a la montaña para tener la oportunidad de convencerla para que vuelva. En su viaje se pierden y encuentran el templo de una desconocida rama del budismo esotérico, la orden de los que no dudan, formada por ascetas que buscan ascender al nirvana mediante unas prácticas un tanto extremas, como meditar bajo una cascada o colgarse boca a bajo en un precipicio.

Al haberse hecho demasiado tarde, Sayako y Noriko tienen que quedarse a pasar la noche en el templo y de paso se unen a la práctica de formación espiritual del templo. Conocen allí a Aya, una devota cuya verdadera intención es encontrar a su hermano mayor, que había desaparecido hace cinco años tras volverse un devoto de ese templo.