Kubota es invitada por su jefe a su mansión porque comparten la afición de comer cosas repugnantes, como insectos. Su jefe le ofrece una copa con su propia sangre pero, al negarse Kubota a beberla, su jefe la persigue por la mansión para obligarla a beber su sangre.
Las sirvientas de la mansión muestran un gran deseo por beber la sangre del jefe cuando son salpicadas con ella durante la persecución, llegando a enseñar sus grandes colmillos. El jefe les promete darles su sangre si atrapan a Kurota por él.