Moth es vendido como esclavo por su propia madre al administrador de la Casa Culminante, una fortaleza que nunca ha sido conquistada, para poder alimentar a sus otros hijos. El administrador le hace a Moth una extraña prueba de percepción y, tras ello, paga una generosa cantidad por él. A Moth se le es asignado la labor de techador y, por la noche, oye una misteriosa voz que intenta convencerlo de que haga un trato con él.
La voz proviene de un dios atrapado en la piedra angular sobre la que se erige la Casa Culminante. Este dios, junto a los demás dioses, ha sido tachado de demonio tras haberse instaurado el culto a la diosa única y necesita que sea Moth quien lo libere, ya que es el descendiente del hechicero que lo encerró y construyó la Casa Culminante. Moth le pide a cambio que le cure los ojos a su hermana, que se está quedando ciega, que le enseñe a leer los libros del administrador, que encierran gran conocimiento, y que acabe con la esclavitud.